El espíritu del Hatha Yoga y el materialismo


Hace unos meses, un alumno me dijo al llegar a las clases de hatha yoga, "hay algo espiritual en las clases de yoga, que no se encuentra en ningún lugar". Es cierto, parece ser que hombres y mujeres han olvidado el Espiritu, obstinados en conseguir poco o mucho para si mismos, centrados en el mundo material y en sus densos pensamientos, y Valencia no parece ser una excepción. Los que así piensan se esfuerzan en menospreciar cualquier enfoque que valla más allá de su corta visión de las cosas, y si alguien vislumbra que puede haber algo más, le intentan demostrar con palabras y actos que eso no es posible.

Podemos ver incluso como se anuncia meditación sin misticismo, y lo mismo pasa en el yoga. ¿Acaso una rosa de papel, sin vida, es una rosa? Solo un yoga espiritual está vivo, en el momento que alguien intenta adaptar el yoga, o prescindir de su esencia "lo mata", como una rosa que ha sido cortada de su rosal y puesta en un jarro de agua. Es bonita, incluso parece real, pero no tardará en secarse. No hay tal cosa como el yoga físico. El yoga contempla una Realidad infintamente más amplia que la estrecha rendija del mundo físico, pero tampoco lo niega. No hay necesidad de elegir entre el espiritu y la materia. Podemos vivir en plenitud esta vida física, mas recordando que aquí tan solo estamos de paso, preparandonos para partir.


"Si se admite que el hombre es, en realidad, un espíritu incorporado a la materia, una unión completa con la Realidad exige la unidad de estos dos aspectos. Hay mucho de verdad en la doctrina que enseña que el hombre debe extraer lo mejor de estos dos mundos. No existe ningún incompatibilidad entre los dos mundos, a condición que la acción sea conforme a las leyes universales de manifestación. La doctrina que pretende que la felicidad en el mas allá no puede ser obtenida sino por la ausencia de goce aquí abajo, o por la búsqueda deliberada del sufrimiento y de la mortificación, debe ser tenida por falsa. La felicidad aquí abajo y la bendición de la Liberación, tanto sobre la tierra como en el mas allá, pueden ser alcanzadas haciendo de cada acto humano y de cada función un acto de adoración. Así el adepto no obra con un sentimiento de separación. Considera que su vida y el juego de todas sus actividades no es una cosa aparte, que deba conservar y perseguir egoístamente para su propia causa, como si el goce pudiera extraerse de la vida por su propia fuerza, sin ayuda."-Swami Sivananda-