8- Aceite de oliva crudo: El aceite de oliva hay que tomarlo crudo ya que tiene muchas vitaminas y antioxidantes, el aceite frito y los alimentos fritos han de evitarse por sus perjudiciales efectos sobre la salud.
El aceite de oliva ha sido llamado el oro líquido, y era muy apreciado en la antigüedad. Es uno de los principales alimentos para mantenerse joven y vital, debido a la elevada cantidad de antioxidantes naturales (polifenoles) que contiene. Este ayuda y previene enfermedades degenerativas como el Alhzeimer, y actúa contra el envejecimiento. También reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, aumentando el HDL o colesterol bueno.
El aceite de oliva virgen de primera prensada en frio es el mejor, aunque otros aceites vírgenes o extra también son ricos en vitaminas A, D, E y K. Este aceite virgen a demás de estar buenísimo favorece la absorción de minerales como el calcio, el fósforo, el magnesio y el zinc; es eficaz en el proceso digestivo, evitando la acidez gástrica y facilitando el tránsito intestinal. Mejora el control de la presión arterial, y ayuda a controlar el nivel de glucosa en sangre.
Mientras que el aceite de oliva crudo es un alimento de primera calidad con muchas propiedades nutritivas y cargado de antioxidantes naturales; el aceite frito es un producto químicamente dañino para el organismo. Es al calentarlo, cocinarlo o freírlo que el aceite de oliva cambia su química, perdiendo sus propiedades rejuvenecedoras y pasando a contener agentes tóxicos o generadores de enfermedad. Al mismo tiempo también se cambia la química de los alimentos fritos, que pierden también sus nutrientes ante tan gran agresión.
En cualquier forma que cocinemos el aceite siempre se cambia su química, el resto de aceites vegetales: girasol, soja, semillas... aun se alteran más fácilmente que el saludable aceite de oliva. Es un crimen cocinar con aceites y siempre es mejor tomarlo crudo, siendo los fritos el proceso peor ya que la temperatura del aceite sube hasta los 200º. Cuanto más veces se fríe y refríe el aceite, más se malogra su química con el fuego, y se aumenta el su poder de enfermar a aquellos que los consumen. Sin embargo el tirar el aceite frito tampoco es ninguna solución, ya que es un contaminante muy potente que puede contaminar miles de litros de agua potable. También contribuyen a está dinámica las sartenes de teflón, cuyo producto antiadherente resulta nada menos que cancerígeno.
La solución es sencilla, dejar de freír y generar productos tóxicos. Tu salud y la naturaleza lo agradecerán.