En Valencia o en cualquier otro lugar, yoga es salud y equilibrio. Tras mirar distintos centros de yoga, y consultar horarios, precios y hablar con los profesionales. Ana decidió ir a probar su primera clase de yoga, nada perdía por intentarlo. No conocía el yoga, pero algo le decía que yoga podía ayudarle a ayudarse. Cuando aquella mujer llego a la asociación de yoga, y subió por las escalinatas, a penas podía andar, sus pasos eran cortos y lentos, su voz baja. Hacia unos meses, a penas podía ir a por la barra de pan, y gracias a los fisioterapeutas y la rehabilitación había normalizado algo su vida, pero el ir hasta el centro de yoga había sido toda una odisea.
Desde la primera clase de yoga Ana sintió el alivio, pero también que aquello iba a requerir esfuerzo y tiempo. Pronto aprendió las asanas y ejercicios básicos de yoga, y aunque muchas veces no podía hacer tanto como otros alumnos, ella se esforzaba por hacer cuanto estaba en sus manos. También en casa practicaba la respiración y algunos ejercicios sencillos, que le ayudaban cada día a mantener el equilibrio. Tres meses más tarde había cambiado, andaba con naturalidad, respiraba mejor, estaba más calmada y vital. Le dijo al monitor de las clases de yoga, que estaba muy agradecida por el progreso.
Fue entonces cuando le explicó que ya no le molestaba la neuralgia de trigémino. Los médicos le habían dicho repetidamente que la neuralgia era una enfermedad crónica y no podía curarse, y ahora ellos mismos se hacían cruces y querían hacerle pruebas. Tras los hechos encontrar una explicación siempre es plausible, pero quizás lo más importante es que esa persona creia firmemente en ella y el yoga. El profesor de yoga nada sabia de esta enfermedad hasta ese momento, y poco tuvo que ver. La determinación por andar le llevo a las clases de yoga, y esa misma determinación de estar mejor, aplicando las prácticas de yoga fue el motor de su propia sanación.
Nada hizo el profesor, fue algo entre ella y el yoga. Yoga es salud y equilibrio, cuanto más comprendemos y realizamos el yoga, más se manifiestan estos principios de equilibrio y salud. El caso de Ana es real, aunque no su nombre, y es solo una de las muchas personas que sano a través del yoga. Ojala las personas no llegáramos a enfermar y cada uno pusiera más énfasis en mantener su salud física y mental. Mientras tanto estas historias anónimas de mujeres y hombres, que un día se levantan y deciden cambiar el rumbo de su vida, son el aliento para dejar de lamentarnos y dar el primer paso.
Desde la primera clase de yoga Ana sintió el alivio, pero también que aquello iba a requerir esfuerzo y tiempo. Pronto aprendió las asanas y ejercicios básicos de yoga, y aunque muchas veces no podía hacer tanto como otros alumnos, ella se esforzaba por hacer cuanto estaba en sus manos. También en casa practicaba la respiración y algunos ejercicios sencillos, que le ayudaban cada día a mantener el equilibrio. Tres meses más tarde había cambiado, andaba con naturalidad, respiraba mejor, estaba más calmada y vital. Le dijo al monitor de las clases de yoga, que estaba muy agradecida por el progreso.
Fue entonces cuando le explicó que ya no le molestaba la neuralgia de trigémino. Los médicos le habían dicho repetidamente que la neuralgia era una enfermedad crónica y no podía curarse, y ahora ellos mismos se hacían cruces y querían hacerle pruebas. Tras los hechos encontrar una explicación siempre es plausible, pero quizás lo más importante es que esa persona creia firmemente en ella y el yoga. El profesor de yoga nada sabia de esta enfermedad hasta ese momento, y poco tuvo que ver. La determinación por andar le llevo a las clases de yoga, y esa misma determinación de estar mejor, aplicando las prácticas de yoga fue el motor de su propia sanación.
Nada hizo el profesor, fue algo entre ella y el yoga. Yoga es salud y equilibrio, cuanto más comprendemos y realizamos el yoga, más se manifiestan estos principios de equilibrio y salud. El caso de Ana es real, aunque no su nombre, y es solo una de las muchas personas que sano a través del yoga. Ojala las personas no llegáramos a enfermar y cada uno pusiera más énfasis en mantener su salud física y mental. Mientras tanto estas historias anónimas de mujeres y hombres, que un día se levantan y deciden cambiar el rumbo de su vida, son el aliento para dejar de lamentarnos y dar el primer paso.