Ventajas de practicar yoga en un centro de yoga.

Casi todos empezamos nuestra práctica de Yoga acudiendo a un centro de yoga en Valencia (o en la localidad que residamos), con el tiempo adquirimos un grado de experiencia y nos planteamos el realizar las prácticas de forma autónoma en el propio domicilio. ¿Es mejor practicar en casa o en un centro de yoga de valencia? ¿Necesito un profesor? ¿Cuales son las ventajas de practicar en un centro de yoga? ¿No es mejor practicar por cuenta propia con un libro?

Ambas prácticas son complementarias y positivas, veamos a continuación algunas de las ventajas de acudir a un centro de yoga en Valencia.

Espacio: Algunos hemos reservado en nuestras casas una sala para la práctica de yoga y meditación, pero este no es el caso de la mayor parte de los alumnos de clases de yoga. Un centro de yoga en valencia te ofrece un espacio limpio y cuidado dedicado exclusivamente a la práctica de yoga y meditación.

Tiempo sagrado: Todos necesitamos dedicar un tiempo para nosotros y nuestro crecimiento personal, a veces es necesario encontrar la forma de conseguir que ese tiempo intimo para estar con uno mismo no sea perturbado por nada. El centro de yoga, o un retiro de yoga en la naturaleza es a veces el lugar donde nadie va a venir a perturbarnos.


Conocer personas afines: A veces hay quien por tener experiencias o esta realizando un cambio en su estilo de vida y necesita conocer personas afines a su nueva forma de alimentarse, respirar, moverse, sentir y pensar. A veces simplemente necesitamos sentir que en Valencia y en el mundo hay más gente con ideales, otras expresarnos, o resolver dudas sobre experiencias personales. En este punto hay que vigilar de no acabar llevando nuestras viejas costumbres al centro de yoga, y terminar haciendo del yoga una actividad lúdica mas, un grupo de colegas o un club social donde se cena, se charla, se toma coca-cola, vino e incluso se fuma.

Perfeccionar la práctica: El profesor de yoga, a diferencia del libro, puede ver como realizamos las prácticas y corregir los detalles erróneos de los que no nos percatamos, sugerirnos nuevas variantes o formas de perfeccionar las asanas. Y podemos realizar esto disfrutando la práctica, sin estar pendiente de un espejo constantemente. Una sesión dirigida nos ayuda a desconectar de pensar en cual será el próximo paso y a conectar más profundamente con las sensaciones internas. También podemos preguntarle dudas y conocer otras sendas del yoga, más allá del aspecto físico.

Disciplina: Es positivo tener un horario fijo para las prácticas de yoga. Por otro lado el profesor nos exigirá una constante atención y que demos todo lo posible de nosotros. Sus sesiones de asanas nos conducen a trabajar en todas las direcciones y a no abandonarnos en los ejercicios o asanas que ya nos salen bien o dominamos.

Transmisión de yoga: Pero la principal función del profesor es transmitir, no enseñar técnicas. Algunos alumnos afirman que el yoga hay algo espiritual, más se nos escapa el que. El profesor es un canal por el cual fluyen las enseñanzas del yoga, en medida que él mismo profesor evoluciona y tiene la experiencia directa. En este sentido el yoga se transmite a todos por igual pero solo germina en los alumnos que más receptivos están, por su naturaleza sattvica o por una profunda necesidad de cambio.

Contacto con los Maestros: Esta transmisión del yoga se ha realizado siempre de maestro a discípulo. Estas largas cadenas de sabiduría, es lo que llamamos línea de maestría, y a veces los profesores que imparten las clases son discípulos de un Maestro de Yoga. No son el Sol que ilumina, pero en su humilde lámpara nos aportan un reflejo de lo que ellos reciben.

Evidentemente la práctica autónoma es positiva, refuerza el carácter, el autoestima y la determinación. Cualquier profesor honesto te animará a que practiques yoga en casa, en la naturaleza, y estés donde estés. Lo que cuenta finalmente es el énfasis y continuidad que pongamos en nuestro camino de autorrealización y trascendencia.