Durante la formación de profesores de yoga se aprende mucho, aunque también se olvidan cosas. Profesor es el que profesa, y sin embargo la mayor parte de profesores de yoga no practican fuera de las clases de yoga que imparten en Madrid, Barcelona, Bilbao, Sevilla, Zaragoza o cualquier otra ciudad... Mas del 90% de los profesores no practican diariamiente su propia shadana, sin alumnos, sin más objetivos que el nutrirse, porque yoga no es una técnica sino algo que te alimenta.
Es triste afirmar que la mayoria de profesores no realizan shadana, difícilmente pueden transmitir yoga durante sus clases. No importa cuanto los aprecien sus alumnos, o cuanta anatomía conozcan. Hay algo invisible que alimenta la inspiración en el profesor de yoga, más este contacto invisible debe ser cultivado, mimado diariamente, sin olvido. Quizás el yoga que practica el profesor cada mañana cuando el sol aun no ha salido, o antes de ir a dormir en la noche, no adopta las mismas formas que el yoga que enseña en las clases. Yoga es un alimento y el complemento a las asanas es sin duda la meditación consciente, sentada o en movimento.
Por fortuna también hay quienes trascendiendo la necesidad de conseguir títulos de profesores de yoga, se empeñan en practicar cuotidianamente con tesón. Cada día acuden al trabajo, tienen pareja, incluso hijos, tantas obligaciones como cualquier otro, pero siempre tienen tiempo y energía para prácticar yoga allí donde viven. En su mente mantienen vivo el nombre de Aquel que les enseña Yoga, con la esperanza que nunca se olvide de ellos.
Es triste afirmar que la mayoria de profesores no realizan shadana, difícilmente pueden transmitir yoga durante sus clases. No importa cuanto los aprecien sus alumnos, o cuanta anatomía conozcan. Hay algo invisible que alimenta la inspiración en el profesor de yoga, más este contacto invisible debe ser cultivado, mimado diariamente, sin olvido. Quizás el yoga que practica el profesor cada mañana cuando el sol aun no ha salido, o antes de ir a dormir en la noche, no adopta las mismas formas que el yoga que enseña en las clases. Yoga es un alimento y el complemento a las asanas es sin duda la meditación consciente, sentada o en movimento.
Por fortuna también hay quienes trascendiendo la necesidad de conseguir títulos de profesores de yoga, se empeñan en practicar cuotidianamente con tesón. Cada día acuden al trabajo, tienen pareja, incluso hijos, tantas obligaciones como cualquier otro, pero siempre tienen tiempo y energía para prácticar yoga allí donde viven. En su mente mantienen vivo el nombre de Aquel que les enseña Yoga, con la esperanza que nunca se olvide de ellos.